sábado, 1 de mayo de 2010

Presentan placeres como ríos, de José Landa














Necesario mantener la "poesía del pensar": Aubry

Un canto a la decadencia: Sales

(Fuente: medios locales) Los escritores Renato Sales y Kenia Aubry destacaron el trasfondo metafísico, más allá del mero erotismo, así como el regodeo con la tradición poética universal mediante la alusión y evocación a los clásicos, en la obra Placeres como ríos, de José Landa, durante su presentación en el Foro de la Iguana Azul, en el centro histórico de Campeche, contando con la moderación de la pintora y comunicadora Iliana Pozos Lanz, subsecretaria de Cultura estatal, que dieron a conocer el libro ante un centenar de asistentes.

José Landa, "el auténtico poeta"

Para el también poeta y ensayista Renato Sales, "el soneto de Quevedo que recorre el poemario de José Landa, es por excelencia el poema de la decadencia. 'Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!, y en Roma misma a Roma no la hallas: cadáver son las que ostentó murallas, y tumba de sí propio el Aventino'. Es Quevedo el que lo dice de nuevo: Ayer se fue, mañana no ha llegado, hoy se está yendo sin parar un punto. Soy un fue y un será, un es cansado. En el hoy y mañana y ayer junto pañales y mortaja y he quedado presentes sucesiones de difunto' "

"Presentes sucesiones. Ese es el placer. Ese es el río (...) Quizás por ello el auténtico poeta qu8e es José Landa concluye Placeres como ríos preguntando: Huyó lo que era firme y ¿solamente lo fugitivo permanece?", agregó.

Poesía "del pensar" en Placeres: Aubry

Para la ensayista y académica Kenia Aubry, Placeres como ríos "es una evocación poética a Francisco de Quevedo, Borges, Gorostiza, Walcott, Wilde y Ernesto Sábato (...) Todos de diversos estilos, nutren el diseño de los versos de José Landa y propician la búsqueda del instante poético para rasgar el telón de lo expresado por otros y acercarse a los objetos, a la cotidianidad y al hombre que forman parte de esa mundanidad grave que trastocada en poesía invierte el orden de los placeres y el orden de las convenciones para devolverlas a una mundanidad otra, a veces hermosa; a veces execrable, tanto así que merece el olvido".

"Placeres como ríos cumple con traer al mundo la permanencia de las cosas y de hacerse recordar por el modo en que la palabra entra al mundo poético; por el modo en que graba y guïa a sus lectores en los sentimientos, los estados de ánimo que están en él. Ése es el trabajo del poeta", abundó.

También destacó en esta obra del autor "un tono más narrativo, pero no menos poético" y contluyó haciendo énfasis en el hecho de que "es posible que el pensar poético esté en riesgo, en decadencia, pues abundan hoy los versos vacuos. A la poesía de estos días se le priva del instante poético, de la epifanía o el instante de revelación respecto de otros géneros".

"Quizás poetas y estudiosos debiéramos ponernos en posturas más rígidas para volver a la poesía que piensa, quizás debiéramos repetirnos esa flamígera frase que hasta hace poco leí en una entrevista a José Emilio Pachyeco y que el poeta retoma de Mayans, un neoclásico del siglo XVIII: En la poesía, lo que no es excelente es despreciable".

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